jueves, 19 de agosto de 2010

Chicago

18/08/2010

Hoy no tengo muy buen cuerpo, pero bueno, aprovecho y escribo una entradita antes de irme a dormir.

El finde pasado me fui a Chicago con un amigo de la oficina, que tenía allí a un compañero de máster. Fue un viaje lleno de anécdotas desde el principio, con retraso de avión y un azafato que se hizo coleguilla nuestro y nos regalaba bolsas de frutos secos. Luego allí también nos pasó un poco de todo, desde quedarnos casi tirados a tener que presentarnos ante desconocidos, estilo Bourne, y cosas incluso más bizarras, que diría aquel. La verdad es que la combinación de todas estas historias hizo que nos quedara un viaje muy divertido.

La ciudad de Chicago me gustó mucho. Nos hizo un tiempo estupendo los tres días que estuvimos por allí, por lo que pudimos disfrutar de sus parques, de la playa del lago Michigan y del río Chicago, que cruza el centro de la ciudad y le da un toque (me gustan los ríos que cruzan ciudades, como pasaba en Cork)

El Millenium Park, el parque más famoso de la ciudad, tiene un auditorio al aire libre, donde estuvimos el sábado tomando unas cervecitas mientras escuchabamos música clásica de una orquesta con coro, y la famosa haba plateada que refleja los edificios de los alrededores y donde se reune un montón de gente para sacarse fotos divertidas. También hay en este parque unas estatuas que proyectan caras y, cada tanto, escupen agua por la boca. Los niños se lo pasaban pipa.

Los becarios de por allá parecían muy contentos con su destino y nos comentaban que les da pena volverse. Y eso que el invierno es un infierno allí (incluso más frío que en Nueva York, lo cual ya es decir mucho)

A mi desde luego me pareció una ciudad ideal para vivir una temporadita (en verano).

P.D. Os dejo unas fotitos ilustrativas, que mi prosa ha estado un poco espesa hoy.




viernes, 6 de agosto de 2010

Resume blog

05/08/2010

Hace millones de años que no escribo en este blog. En todo este tiempo se ha echado encima (y de que manera!) el caluroso (y muy sticky) verano neoyorquino, han empezado a surgir los famosos cines de verano, los conciertos al aire libre y todo tipo de actividades similares en parques o cualquier cacho de tierra con un poco de verde.

En todo este tiempo también he estado en Boston (bonito y limpio, muy británico en la arquitectura del barrio en el que me estaba alojando, Brookline), Aspen (precioso, naturaleza pura al pie de las Rocosas) y hasta me ha dado tiempo a marchar una semana a España para asistir a la boda de mi hermano.

Todo esto y mucho más supongo, porque 2 meses y pico sin decir ni pio dan para mucho. Para tanto, que se me olvidan los detalles del día a día que pasó y sólo me quedan los highlights.

Me comentaba el otro día un compañero de oficina que mi blog tenía más lectores de los que me podía imaginar, porque su madre había llegado (no sé muy bien de qué manera) hasta él y le había pegado un repasillo. Le dije que, siendo eso así, me encargaría de escribir algo más en los próximos días. Ya habrán pasado tres semanas desde entonces pero vaya, más vale tarde que nunca.

Como decía, acabo de volver de España (no hace ni 48 horas en este instante, las hará cuando pueda colgar esto...las cosas de no tener internet y escribir las entradas en un bloc de notas) y me ha dado un poco de vertigo lo que he visto por allí. No sé hasta que punto está fundamentada mi impresión, pero el caso es que me he traido una imagen bastante negativa de la situación actual por allá: lonjas cerradas, EREs y empresas al borde del cierre en gente cercana a mí, calles céntricas semi desiertas un sábado a la noche...

Quizá sea cuestión de que finales de Julio no es el momento ideal para analizar la vida en una ciudad de interior como Vitoria, pero todo eso que comento arriba me ha puesto la mosca detrás de la oreja.

Con todo eso mi vuelta a Nueva York ha sido mucho mejor de lo esperado. Sigue el calor asfixiante que no te puedes quitar de encima (30º ahora mismo, 22.53 del día 5, y a saber el % de humedad pero puedo asegurar que muy alto) pero lo que antes me parecía bastante abominable, el trasiego constante de gente y tráfico allá por donde vayas, me parece ahora una muestra de "salubridad" de esta ciudad. Y no me refiero a la higiene, porque NYC no es precisamente un ejemplo en ese sentido. Me refiero a la sensación de que aquí pasan cosas, de que se mueve el mundo, de que no hay lugar para pararse a llorar por lo mal que están las cosas. El de al lado se mueve y te mantiene en movimiento, it keeps you moving que dirían por aquí.

Posiblemente todo lo que comento acerca del no parar neoyorquino me parecería un horror en otras circunstancias, porque todo ese movimiento también deja de lado cosas que aprecio, como la tranquilidad de disfrutar de un río sin sonidos de fondo o la posibilidad de poner el freno a la vida y filosofar un poquito, pero habiendo venido de España me reconforta.

He visto aquello enquistado, como un enfermo terminal que sabe que por mucho que haga no se va a desprender de su enfermedad; anclado en el pasado, nada que ver con una ciudad en la que hagas lo que hagas o vistas como vistas dificilmente llamarás la atención o suscitarás comentarios estilo "radio-patio"; gris (aunque a eso definitivamente ha debido ayudar el característico clima vitoriano) y tan estático/poco cambiante como en las enésimas veces que he vuelto de mis destinos extranjeros.

En fin, que como dije más arriba no sé si mis impresiones tienen fuste (como diría mi compañero Javi) o no, pero lo cierto es que estoy feliz de haber vuelto a Nueva York, a pesar de ser muy consciente de todos sus defectos, y que todo esto ha renovado mis ganas de exprimir las siete semanas largas que me quedan por aquí. Por de pronto ya tenemos billetes para ir a Chicago el finde que viene :)